Sunday, August 8, 2010

Revivió Fidel

Con la sorprendente recuperación de su salud, una vez más el octogenario líder cubano despista a quienes lo creían derrotado.

Fidel Castro está de vuelta. Todo apunta a que el comandante en jefe de la Revolución cubana, el hombre que impuso el comunismo a 145 kilómetros de la Florida y sobrevivió a una decena de presidentes estadounidenses antes de la cirugía intestinal que lo obligó a retirarse de sus funciones, celebrará su cumpleaños 84, el próximo 13 de agosto, "totalmente recuperado", según sus propias palabras.
A Fidel lo han dado por derrotado muchas veces en el último medio siglo. En Miami y Washington esperan con ansiedad que el octogenario líder cubano cuelgue los guayos de una vez por todas; en lugar de eso, el mayor de los Castro Ruz guardó las sudaderas que ha usado desde que cayó enfermo en 2006. Su salud ha sido en este tiempo un secreto de Estado, aunque se especulaba que estaba moribundo. En cuatro años de reclusión, Fidel evitó aparecer en público, aunque escribía periódicamente sus habituales "reflexiones" en Granma, el diario oficial. Solo se veía su imagen convaleciente cuando la prensa oficial publicaba las fotos de mandatarios extranjeros que lo visitaban. Cada una de esas imágenes, por escasas, se convertía en un despacho internacional.

Pero en el último mes sus apariciones públicas se han multiplicado y las señales de su recuperación se acumulan. Aunque la silla de Fidel ha permanecido vacía en las sesiones parlamentarias que encabeza su hermano Raúl desde que enfermó, al cierre de esta edición se preparaba para hablar frente a la Asamblea Nacional sobre los temas internacionales que le inquietan. Desde hace algún tiempo, advierte en sus columnas y declaraciones sobre el inminente peligro de un "apocalipsis" nuclear.

Su regreso ocurre en un momento político delicado, cuando el régimen de la isla comenzó a liberar decenas de presos políticos tras negociaciones con la Iglesia cubana y la diplomacia española. Precisamente el mismo día que el cardenal Jaime Ortiga anunció las primeras liberaciones, el 7 de julio, Fidel visitó el Centro Nacional de Investigaciones Científicas.

Días después, los cubanos lo pudieron ver y oír en el programa Mesa redonda, que transmite la televisión estatal, donde habló amplia y coherentemente sobre los peligros de una guerra nuclear. También visitó el acuario de La Habana y ha tenido encuentros con diplomáticos, científicos, artistas y jóvenes comunistas. Su semblante se ve distinto y ya no usa las sudaderas que se volvieron el emblema de su enfermedad.

Incluso se volvió a poner el uniforme verde olivo, con toda su carga simbólica. En la víspera del 57 aniversario del asalto al cuartel de Moncada del 26 de julio, la fecha más importante del calendario revolucionario, se aventuró fuera de La Habana al mausoleo que honra a combatientes revolucionarios en Artemisa, unos 50 kilómetros al oeste de la capital. Ese día se volvió a poner la vestimenta que rememora sus tiempos de combatiente y estuvo acompañado por Guillermo García y Ramiro Valdés, los únicos dos sobrevivientes de los tiempos de la Sierra Maestra que conservan el rango de comandante de la Revolución. La prensa oficial se apresuró a recordar que era su camisa de mil batallas, una prenda que Fidel no usaba desde otro 26 de julio, el de 2006, cuando pronunció su último discurso en Holguín.

Para rematar, Fidel presentó la primera parte de sus memorias, titulada La victoria estratégica. El libro se centra, con la minuciosidad que lo caracteriza, en la lucha armada de hace más de medio siglo, y por lo tanto abarca, muy al estilo de Fidel, solo la primera parte de su vida en nada menos que 896 páginas. Desde ya anunció "un nuevo libro que dará continuidad a este" sobre la ofensiva final del ejército rebelde.

Ya nadie está seguro de si lo que ocurre dentro del régimen cubano es una transición, un relevo o un regreso al pasado. Después de dos años como líder interino, Raúl, el menor de los Castro, asumió formalmente la Presidencia en 2008, después de que su hermano renunció a casi todos sus cargos. A todos menos uno, pues Fidel sigue siendo formalmente el primer secretario del Partido Comunista, el de mayor rango constitucional. "Traicionaría mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer", escribió en su momento. Desde entonces, existe una constante expectativa de cambios en la isla, pues Raúl es considerado un pragmático que ha estudiado las reformas chinas.

Pero nadie se llama a engaños. Aunque Raúl ha estado en todos los episodios históricos, es menor no solo en edad y estatura, sino también en carisma. La primera impresión es que el hermano mayor está recuperado y dispuesto a retomar las riendas, aunque las interpretaciones varían y hay una para todos los gustos. Unos creen que verlo en primera plana equivale a que no va a haber cambios, pues mientras esté vivo es poco probable que surja un movimiento que empuje una apertura democrática. Otros creen que ya no manda y que por eso se dedica a opinar sobre la coyuntura internacional y no sobre los asuntos domésticos. Y otros, que precisamente aparece en público para legitimar las medidas de Raúl frente a los más extremistas y dar el mensaje de que todo ocurre con su consentimiento. En cualquier caso, los observadores intentan explicar que por primera vez en medio siglo las palabras en la conmemoración oficial del 26 de julio no corrieron por cuenta de ninguno de los Castro. Fidel no estuvo y Raúl guardó silencio. El encargado del discurso fue el vicepresidente José Ramón Machado Ventura, quien dijo que Cuba no acepta "precipitaciones" ni presiones externas.

Lo cierto es que Fidel, a pesar de la lentitud de sus movimientos y su estado de salud, se las ha arreglado para despistar una vez más a los observadores de la situación política de la isla, que en infinidad de ocasiones han errado sus pronósticos. La lista es larga y comienza desde el mismo momento en que se hizo al poder, pues Washington fue uno de los primeros en reconocer al nuevo gobierno de La Habana, ya que lo consideró libre de influencias comunistas. En sus predicciones para 1989, The Economist anunció la caída del régimen, y el periodista Andrés Oppenheimer publicó en 1992 La hora final de Fidel Castro. Por algo en su libro Fútbol a sol y sombra, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, simpatizante de la Revolución, repite con ironía la misma frase cuando introduce cada año en que ocurrió un Mundial de Fútbol, desde Chile 62: "Fuentes bien informadas de Miami anunciaban la inminente caída de Fidel Castro, que iba a desplomarse en cuestión de horas".

Su fulminante desplome nunca ocurrió. Resistió el colapso de la Unión Soviética y en los últimos tiempos ha conseguido petróleo subsidiado en Venezuela y créditos en China. Fidel encarna la Revolución y siempre ha sido un hombre con suerte que sobrevivió a cientos de planes de la CIA para asesinarlo. Pero a estas alturas la edad es un tema ineludible. Hace unos años su médico personal dijo que iba a vivir 140 años. Después de su famosa operación, nadie apostaría por ese pronóstico y el propio Fidel escribió en una de sus reflexiones, en enero de 2009, que esperaba no estar para cuando Barack Obama terminara su primer periodo. Pero de momento sigue siendo, como a lo largo del último medio siglo, un sobreviviente.

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