Tuesday, January 6, 2009


Está por terminar uno de los años más difíciles para los inmigrantes.

Por Maria Fernanda Moreno
Editora de Conexión Colombia
Diciembre 18 de 2008

Esta celebración del día del migrante tiene un sabor bien amargo. Definitivamente 2008 no fue un año fácil, pues los inmigrantes recibieron un paquete leyes y medidas que hoy amenazan con hacerles la vida un poco más dura: Directiva del Retorno en Europa, finalización de convenios para trabajos especializados en España y aumento de los operativos para detener y deportar inmigrantes en Estados Unidos. Por no hablar de la crisis económica que ya comienza a dejarlos sin trabajo.

Vamos por partes. En junio el Parlamento Europeo aprobó la Directiva del Retorno, un esfuerzo de la Unión Europea por unificar sus políticas migratorias. Contempla medidas tan cuestionables como la detención de inmigrantes sin papeles hasta por 18 meses mientras se tramita su deportación. Los menores de edad también pueden ser recluidos en los centros dispuestos para ello, y deportados sin sus padres. Una vez repatriados, los inmigrantes no pueden pisar suelo europeo en cinco años.

Cuando fue firmada, a la Directiva le sobraron adjetivos, racista, violatoria, represora y medieval fueron apenas algunos de ellos. Y rápidamente fue rebautizada como ‘La directiva de la vergüenza’. Organizaciones defensoras de los derechos humanos manifestaron su rechazo e, incluso, congresistas europeos de izquierda le pidieron al Parlamento reformularla. Pero no hay nada que hacer. La Directiva entrará en vigencia en 2010.

Después, en octubre, llegó el Pacto Europeo sobre Inmigración y Asilo (Pema), dirigido a los nuevos migrantes, quienes todavía no han pisado el suelo de la comunidad y aspiran a solicitar asilo y tener permisos de trabajo o residencia. Para ello establece una migración selectiva de trabajadores altamente capacitados, según las necesidades laborales del país de acogida.

Mientras tanto, Estados Unidos aumentó sus operativos para detectar inmigrantes irregulares y deportarlos. El DAS y la Cancillería han sido extremadamente cautos con las cifras de colombianos deportados. Pero ya se habla de la llegada diaria de 20 colombianos repatriados. Además, el gobierno estadounidense oficializó su decisión de no contratar los servicios de empresas privadas que tengan en su nómina inmigrantes irregulares. Todo para desincentivar la migración.

Y ahí no para un año extremadamente activo. En noviembre arrancó en España el Plan de Retorno Voluntario, que motiva a los inmigrantes de países que no hacen parte de la Unión Europea a que regresen a su país de origen. Hasta el momento la respuesta ha sido irrisoria, apenas 127 colombianos han presentado la solicitud de regreso, de un estimado de 60 mil que viven en España. Y, en total, solo la han presentado 767 inmigrantes, menos del uno por ciento del esperado.

Como trasfondo de todas estas medidas está la crisis económica Estados Unidos y España, los dos países con mayor número de inmigrantes colombianos, son los que más duro la están pasando. Todas las semanas hay despidos masivos y cada vez es más difícil conseguir empleo. Tanto para los ciudadanos como para los extranjeros.

Según la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, noviembre cerró con 1’874.000 latinos desempleados, once mil más que en octubre. Y en España el desempleo entre la población inmigrante aumentó un 12.49 por ciento entre octubre y noviembre. Actualmente hay 379.640 extranjeros sin empleo, según el Ministerio de Trabajo. Todas estas son las condiciones propicias para que los países quieran cerrar sus fronteras.

Como respuesta a esta crisis laboral, España ya disminuyó el número de vacantes que abre todos los años para trabajadores extranjeros calificados en ciertos trabajos como enfermería e ingeniería. En 2008 abrió 15.731 y en 2009 abrirá un poco menos de mil.

Definitivamente lo que pasa hoy es una suma de pequeñas cosas. Como si la crisis no fuera suficiente, como si desde hace diez años la Unión Europea no hubiera querido unificar su política migratoria, como si después del once de septiembre los inmigrantes no hubieran comenzado a ser mirados con aun más recelo, desde mediados de 2008 la Unión Europea pasó a ser dirigida por un presidente de derecha, el francés Nicolas Sarkozy, a quien el italiano Silvio Berlusconi le hace un bonito coro. Como lo explica el profesor Javier Ignacio Niño, “lo que pasa hoy en materia migratoria se hubiera podido aplazar un poco más con gobiernos socialistas en Europa”.

Pero esta no es una condena a las decisiones de los mandatarios. Los gobiernos, no importa si son de izquierda, de centro o de derecha, tienen que darles bienestar y trabajo a sus ciudadanos. Y los inmigrantes irregulares, desafortunadamente, no están en ese grupo de beneficiarios de las políticas públicas. Aunque hay que rechazar con vehemencia el rótulo de “delincuentes” que algunos gobiernos quieren ponerles a los extranjeros que están en sus países sin permiso, cada Estado tiene una soberanía que le permite decidir a quién le abre sus fronteras y a quién no.

Entre tanto, no está claro si todo lo sucedido en 2008 hará que los migrantes decidan volver a sus países de origen. La escasa respuesta al Plan de Retorno Voluntario español, y la posibilidad que la situación económica en Colombia y todo Latinoamérica también se degenere, deja la respuesta en veremos. Finalmente otros países tienen garantías que Colombia está lejos de brindar, como salud y educación gratuitas. Y a eso se le suma que todavía hay colombianos que prefieren irse (el DAS reveló hace algunos días que entre 2007 y 2008 la cifra de colombianos que se fueron y no volvieron subió el 8.6 por ciento). Pero este no es un tema cerrado y la posibilidad de regresar no la descarta un amplio grupo de migrantes, una pequeña prueba de ello son los testimonios que a diario le envían los colombianos en el exterior a Conexión Colombia.

Si es así, y como esperan países como México y Guatemala -que ya comenzaron a ver cómo se reduce el envío de remesas algunos migrantes van a regresar y los gobiernos de todos los países de origen tienen que estar preparados para recibirlos, con trabajo y condiciones dignas de vida. Ese será el reto en 2009 y en los años venideros.

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